El patio de Pablo

Hacía tiempo que no me sentaba, tranquilo, a escribir; a dejar fluir las palabras en el teclado. Desde siempre necesité inspiración y, la verdad, es que no llega; y cuando llega, no estás preparado para contar lo que se te ocurre; y cuando te sientes listo para publicar algo público (redundancia bonita) piensas que no será bueno.

Tengo mucho que decir, sinceramente, ya que el mundo está como está; ya que las personas tenemos prisas y nada de tiempo para escuchar a otras; ya que cuando nos paramos, nos sentimos solos.

¿No?

Desde el 8 de enero veo el late night de Andreu Buenafuente, llamado Late Motiv (nótese el juego de palabras) y éste recibió la visita de Pablo López.

Entró en el plató sentado en frente de un piano y "gritando con rabia para sanarse", según sus propias palabras. Me vi reflejado en él. Seguro que si piensas unos segundos, te verás no hace mucho tiempo, queriendo gritar algo, queriendo dejar claro que piensas de una o de otra manera, o simplemente opinar sobre la piña en la pizza... y que no cayera en saco roto; que alguien compartiera tus pensamientos, que les dieran vueltas a tus reflexiones, que te escucharan como si hablases bien, que te leyesen como un best-seller...

A mí también me gustaría tener un micrófono y una cámara para retransmitir todo lo que llevo dentro.

Pablo lo hizo, y de qué manera.

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